lunes, abril 27, 2009

Para Mi

Te espero con la piel del amor desnuda
espero como árbol plantado a la orilla del camino

Ya no puedo mas que esperarte,
trabajando a velocidad del tiempo
codo a codo
como las hormigas, bajo la lluvia, bajo el sol,
entre las calles, en el encierro,
alargando mi corazòn en los lapsos de los días
dormitando en los pàrpados de tu espera

sola, màs sola que un ciego
màs desnuda que el hielo
màs cerca de la espera que del olvido...
en el amor que ya no espera porque ya està
es de piedra, es de hierro y arena
porque no se pierde en el tiempo de la espera
ni en la distancia que susurra el viento

Te espero ahì, aquì
espera allà, aquì amor

Te espero donde estoy creciendo en tus ojos,
en tus palabras
te espero en el corazòn
con todo mi amor que espera

miércoles, abril 22, 2009

Carta

Ésta carta sea probablemente la más sentida que te haya escrito, hoy es un día especial para mi en que varios pormenores de la vida cotidiana me han sumergido en un profundo estado de melancolía y tristeza. El viento gris de la tarde fría, el encierro en mi cuarto-oficina donde me he pasado todo el día moviendo nada más que los dedos, fumando, contando las horas que no acaban de irse sin remedio. Todo se conjuga en éste retrato de pequeñas miserias diarias en el que habito, oscuramente, carente por completo de una presencia amigable que me haga pensar que mañana será diferente, que no tendré que caer una y otra vez en la cuenta de ésta irremediable soledad que me he construido para estar a salvo del mundo y que ahora, una vez más se cierra en torno mío y se vuelve en mi contra, murmurandome insistentemente todas mis múltiples carencias y mi incomprensible condición de no poder salir a su encuentro y destruirlas una a una. Hoy más que nunca desearía tenerte bien cerca y de tu mano, explotar hacia una superficie en la que haya más colores que los de ésta gris penuria, más aromas que el del continuo cigarrillo que fumo, más realidad que éste mundo virtual que me alimenta y me vacía en partes iguales. La paciencia nunca fue mi fuerte, pero hoy en día la verdad que me encuentro un tanto desbordado, decaído y completamente triste. Probablemente no debería estar contagiándote éste aciago pulsar de mi corazón, pero siento que en éste momento eres la única persona a quien se lo puedo confiar. Lamento, entonces, estar narrando las desventuras de mi acorralante rutina, pero en fin...

Te dejo un gran abrazo y espero tu pronta presencia y/o (en todo caso) respuesta

domingo, abril 19, 2009

Crónicas desiertas # pst 11 - El tren a Chicharota

El silencio reverberaba casi de igual manera dentro y fuera de la cabeza de Xavier, su mente, maniatada a una terrible quietud de cuya extensión ya casi no había rastros, temblaba yendo y viniendo en una imposible sinfonía de recuerdos que resucitaban sin orden ni llamado ni aviso. La habitación olía intensamente a éter, a otra época, a seco aire nocturno y a pálidas mañanas en una ciudad que no era familiar. En medio de uno de sus hondos sueños, siente una mano pasar lenta y cariñosamente por su frente, secarle el sudor, acariciarle el pelo, cree escuchar unas palabras murmuradas en un mundo distante y casi paralelo al que se encontraba desde hacía ya casi tres semanas. El infinito placer que le hace sentir esa mano lejana e invisible sobre sus parpados cerrados le hace caer más y más hondo en otra de sus alucinaciones, en otro de sus recuerdos viscerales, expresados en nítidas imágenes, sombras y aromas. Había viajado en tren, solo, a Ecuador. Era el verano más caluroso que había soportado en su corta vida, se hallaba completamente devastado por la muerte del Chaco en Oaxaca de San Juan. Xavier estaba en ese lapso de pleno crecimiento y desarrollo físico, pero era ya más duro y curtido que muchos adultos mayores. Mientras miraba hacia afuera, por la ventanilla, sin ver las verdes y altas pasturas a un lado de la vía del tren, guardaba un doloroso silencio enlutado y no sentía deseos de llegar a ningún lado, prefería seguir continuamente en el tren, hasta su muerte. Pensaba que cualquier lugar al que llegara, caería en la desgracia de la violencia, de la sangre, de la mala vida. Tenía razón. Pero lamentablemente, para él, el viaje acababa. De manera lenta, estirando de a poco las piernas, recorría en dirección a la puerta, el vagón del tren en el que había viajado casi veinticuatro horas rumbo hacia un pequeño paraje cerca de Chichirota, casi en límite con Perú. El vuelo en avión había sido placido y sin sobre saltos, pasando a toda velocidad sobre las fértiles tierras centroamericanas, que secretamente cultivaban el insidioso germen de una nueva y peligrosa gresca social. Se detiene un instante en la puerta del tren, mira para afuera, el sol parecía estar pegado a la tierra teñida y perfumada por el amable y agreste verde. Respira hondo, se llena los pulmones con el aire puro y vegetal que iba de acá para allá en aquel paraje ecuatoriano donde pensaba, por aquel entonces, quedarse hasta el final de sus días. No quería ver una sola gota más de sangre en su vida, aunque sabía que no podría evitarlo. Estaba marcado a fuego por un sino violento que no parecía proceder de éste mundo, pero que en realidad era más humano que la guerra misma.
Tenía dos valijas llenas de ropa nueva y elegante, demasiado elegante para el paraje de nadie al que había ido a parar, (pensó en ese momento...) siempre tan práctico él, siempre tan atento a las cosas que se presentaban inmediatas al instante en que vivía. Un par de anteojos oscuros, eso era lo que precisaba, pero... dónde podría comprarlos. Tenía también, la esperanza de encontrar ahí la paz que su país natal le había negado brutalmente. Una vana esperanza, una vacía ilusión que incluso ahora, postrado y semi inconsciente en la cama de un hospital desconocido, le producía vergüenza. Pero en su cabeza de aquel momento, en medio de la confusión geográfica, el abrumante calor y el dolor inadmisible que sufría por la sangrienta y tenebrosa muerte de su amigo, de su hermano del alma, había decidido alejarse para siempre del camino de la corrupción, del degeneramiento, del asesinato sin pudor, de la cocaína y de su trafico y por sobre todo, alejarse para siempre del camino del crimen organizado, con el cual le mantenía un profundo rencor al mismo tiempo que una insoportable y destructiva atracción. Pronto encontraría la soledad en su más puro estado, sólida, ineludible y tendría tiempo entonces de replantearse la vida misma, una vez más sin fruto alguno.

sábado, abril 18, 2009

Entre lentas nubes y sueños

Afuera hay un mundo
quebradizo, imposible
que soporta mil ojos,
mil oídos y pisadas.

Acá solo queda una sombra
y un plateado sedal que nos amarra
a una situación aislada
y enredada.

Noche a noche
se elevan las súplicas
hacia un cielo desfondado.

Vi una rana con la boca cosida,
vi un ascensor que iba en horizontal
vi una película ciega y un rostro cercano.

Pero afuera todavía queda un mundo
imposible, congelado, en movimiento,
que soporta tantas charlas
y tantos silencios de yeso...

Rock House - Fotos insólitas

Lento instante de lacónica meditación frente al borde mismo de un precipicio envuelto por la pálida penumbra del amanecer. Un trágico y devastador batallón de dudas y sospechas se amotina sobre nuestros hombros al tiempo que, resignandonos caemos en la cuenta... lentamente después, nos vamos perdiendo en infinitos laberintos sin salida... TENGO QUE IR AL ALMACÉN!!!!!






viernes, abril 17, 2009

Una mancha en la pared

Hay una araña.
Una araña oscura y antigua
que ata con su tenebrosa tela
los millones de cabos sueltos de la noche.

Dan sombra...
sus alas invisibles
logran las sombras más oscuras,
sobre los ángulos perdidos
y las claraboyas solitarias.

La calle Cerro Largo
visitada por lejanos fantasmas
se funde en los comienzos de la Aduana
mientras el polvo corre libre
en el cordón de la vereda.

Y esa araña,
que camina por las paredes
del azul profundo superior
y envuelve con la canción de su tela
a todas esas interrogantes vacías,
a todas esas mulas leprosas
que no tienen norte ni dueño
ni salvación ni olvido ni sabor.

La gente en la plaza de los mendigos
siente a la potente cachila del tiempo
y tal vez sin darse cuenta, también,
es atacada por esa araña infinita.

Mis manos temblorosas
solo piensan en dormir
en ésta hora de manzanas verdes
y de primeros soplidos de otoño.

Creo haber visto una mancha en la pared,
como una humedad viscosa que fluye en su sentido.
Creo que siento, ahora con vasta claridad,
la helada compulsión de sus infinitos telares de plata,
que al final terminan de atar a la noche
a éste páramo de sueños
sin retorno.

jueves, abril 16, 2009

Fría inspiración de la madrugada

Son las cinco de la mañana
y todos los cuerpos en su sitio
apoyan la moción de la madrugada.

El invierno se insinúa sobre los vidrios
de un abril con doradas hojas de parra.

La soledad congelada de la luna llena
en medio de su magico halo de humedad,
habla de otros tiempos y otras noches
iguales a ésta, donde los cuerpos en su sitio
apoyan el frío transcurrir de los largos minutos
y el brillo inmaculado de la ausencia
y las canciones de junio...
que corren hacia días venideros.

Veo un caballo azul correr por el cielo.
Nadie habla, nadie respira, nadie sueña,
solo el humo espeso de la noche
se atreve a modelarse suavemente
en un aire aterido por el helado rocío.

Sufrimos el abandono del verano,
de todas esas peninsulas marinas
donde todo lo que quedaba era oro,
flores en el pelo y arena en los bolsillos.

El afilado sol ha perdido ya su punta
y se desliza, cada vez más de costado
sobre los cuerpos que duermen
sin hablar, ni respirar, ni soñar.

Todos los recuerdos se reagrupan
en peligrosos batallones de guerra

El vacío que me mira inexpresivo
desde todos los rincones de mi cuarto,
no es más que una carta sin letras
no es más que una respuesta trunca
es solo eso...
la noche de abril
y el vacío.



martes, abril 07, 2009

Poema de la Luna de Abril

Y es que el mundo está tan lejos,
ésta noche de luna voraz,
donde la plata de su luz se funde
en la parra que tiembla
por el placido viento de Abril.

Quedan palabras en el suelo
caidas, temblando de frío
contando historias tuertas
y gritando pálidos silencios.

La gente se duerme,
calla o se ahoga con su llanto
mientras todo lo demás sonríe
ante un próximo y hermoso amanecer.

El vapor de tu aliento lejano
se condensa hoy en otros vidrios
en otras horas de búsqueda interminable

mientras yo prendo el último cigarro
y pienso en acostarme a dormir.



sábado, abril 04, 2009

Momento cristalizado

El humo es como una escalera
que se retuerce mil veces en el aire
y yo subo cada peldaño en ellas
pensando en ríos de cauces lejanos.

Vibro en el pretencioso latir de la libertad
y muero encadenado a los pies de nadie
rodeado por centenas de rosas purpuras
que auguran una gloria que tampoco es mía.

Pero aún tengo alguna canción en el tintero
mi pluma debilitada, todavía danza en el aire
para formar una aguja, un tractor o una heladera.

Creceré de maneras minuciosas
hacia la mágica sierpe, que todo lo comanda.

Ahora portamos un mascarón de piedra,
toda una raza, detrás de la misma y repetida formula.

Cayó un rayo, la sangre se heló,
se quebró en mil pedazos la noche.
La lluvia cae como obligada,
desde un cielo gravemente herido
por semejante puñalada de corriente.

Todo ha quedado con un leve temor,
la lluvia se anuncia, ahora sí, de manera soberana.

Hay todo un lenguaje perdido,
fundido por las inacabables ramas
de una tormenta otoñal y poseída
que ha sorprendido a la noche
en sus rutinas de silencios de gatos
y pendencieros ladridos de perros.

Ya los vidrios enjuagan su pereza,
ya las lagartijas buscan acomodo,
ya las lechuzas se resguardan en sus alas

Ya el silencio gobierna otra vez...
las infinitas goteras se han calmado
y yo pienso en café y en fumar,

Solo cuando el viernes se enrosca en si mismo
y la tormenta reacciona, espesa, brava
y poderosa.

Crónicas desiertas # pst 10 - Cautiverio

Pero a la vez y lamentablemente, Xavier se hallaba en un total y penoso cautiverio. Estaba preso de su delicada salud y no tenía tampoco, mucha manera de conocer su estado clínico, ya que su débil atención solo bastaba para fijar la vista unos segundos en un lugar indefinido de una sala donde parecía estar solo, pero no lo estaba. Luego caía en los más insondables agujeros de la conciencia y se perdía durante días y noches que no se diferenciaban en absoluto entre si. A veces la negrura de la debilidad, tendía un manto piadoso sobre su mente convaleciente, pero otras veces, las más, Xavier era sometido a intensas recapitulaciones de su propia memoria. Revivía en modo espectador, sucesos de su vida y asistía a ellos como un fantasma silencioso e impotente que vive y revive un triste y violento pasado.
Recorre las sucias y antiguas calles de Ciudad de Mexico donde creció en malos ambientes y se hizo hombre rápido y casi por su propia cuenta. Desde que cumplió un año, Xavier vivió con una pobre familia mejicana que lo habría cobijado después que su propia madre decidió abandonarlo. Ese dolor siempre lo invadía por sorpresa y le tensaba la sangre bajo su helada piel. Secretamente era ese, su principal motivo a la hora de matar. A las cuatro de la mañana, en la sala donde yacía inmóvil, un sueño pesado se apodera de su mente y lo devuelve directamente al día de su decimo cumpleaños, cuando el Chaco (quien fuera considerado siempre por Xavier como su hermano mayor y su verdadero mentor) le regaló su primer pistola, una Jerico 941FS. Era hermosa, los ojos del niño se abrieron más que nunca al ver dentro de una caja de zapatos el regalo del Chaco, que se encontraba igual de felíz que él y le animaba a que lo empuñara sin temor. Está cargada, preguntó Xavier. Pero claro niño, jajajaj, respondió el Chaco, quien con tan solo 18 años, ya era una verdadera amenaza al orden establecido y veía en Xavier un alma de hielo capaz de hacer cualquier cosa, por eso el valioso regalo. Tiene el seguro, eso sí, dijo con tono serio e instó al niño a que aprendiera los secretos del arma. Tantos años después, la escena vuelve a suceder en la mente del joven que incapaz de cualquier otra cosa, revive apasionadamente cada uno de los detalles de aquella conmovedora escena y escucha las voces, con más claridad que nunca.
Pronto tendrás oportunidad de darle su debido uso. ¿Podré matar a alguien?. Quién sabe niño, eso dependerá de que tan bien puestos tengas los cojones. Yo tengo cojones. Ah, sí? pues dime, crees que podrías darle al gatillo si hay una persona igual que tu del otro lado, todavía no has visto la expresión que ponen en los ojos los cabrones antes de morir, no es fácil niño, debes estar verdaderamente convencido y tienes que poder dormir fácilmente a la noche si quieres ponerle un pedazo de plomo de éste tamaño a alguien en la frente. ¿Pero cuándo tendré que matar a alguien Chaco?. Quién sabe, podría ser ésta tarde, o la semana entrante, o el próximo año o tal vez nunca. ¿Nunca?.

miércoles, abril 01, 2009

Querer

Largos segundos corren en el filo de la noche
se cortan las respiraciones de los que duermen
mientras yo despierto y amanezco antes que salga el sol.

Me ha invadido el recuerdo de tu cuerpo
no logro evitar ahogarme en tu piel etérea.

Cada palmo de esas tardes de calor
cada recodo de tu mente
me es hoy inaccesible.

Creo que haré un pequeño esfuerzo
por recobrar el licor de tus entrañas
al menos una noche, como ésta.