jueves, abril 29, 2010

Poema del encierro abierto

El tiempo es un barro lento y movedizo
donde caemos rompiéndonos a pedazos.
Tus pisadas resuenan aun en mis oídos,
el monte recuerda la forma de tu mano.

Soy un sucio predicador que ha perdido
el rastro fugitivo de tu forma exacta
solo revuelvo viejos baúles escondidos
donde la luna ha puesto sus huevos.

Y encuentro, como no puede ser de otra manera
las pisadas secas en la arena gruesa del rio
una mañana de intensa luna creciente
en que el olvido es mi pan, mi acuse de recibo.

Volverán tus caricias de manos pequeñas
algún día herido, alguna noche como esta.
Tendré el almibarado néctar ponzoñoso
de tus excelsos besos prohibidos.

Solo veo una monja solitaria
que camina por peatonal sarandi
por el paso molino,
por ciudadela y la rambla
por 8 de octubre y berro
por ahí, siempre solitaria.

Roxana Porchelana :: Patricio Rey y sus...

La moda, la fascinación, la fornicación, el miedo, el asco, el tedio, el vano consentimiento de todos tus caprichos de mujer, de nena consentida por un millón de papas. Tu club reservado de vinos franceses, de bonitos sombreros rosados. Tus pacatas pastillas pálidas, tus puritanas pupilas pulsantes. Me enredo en el deseo de conocerte y en el deseo mas profundo y temeroso de olvidarte por completo, roxana, nena de fuego, mar de lagrimas que corren un maquillaje oscuro y perfumado. Escucho la canción que habla de tu nombre y no puedo evitar mascarlo entre mensajes ocultos y saludos para todas las que me conocen.