El otoño vino con cara de árbol
Y donde estaba el verde paraíso
Ahora está el, lo más campante
Todo disfrazado de amarillo
Me mira con distanciamiento amable.
Ya llegó también a la noche
Usando masacarón de acolchado
Con golondrinas en mi tintero
Y cien arañas traslúcidas
Descolgándse en mis sueños
Dejó caer su sábana gris
Despertando sospecha en las estufas
Y disminuyendo el ritmo
A un sol cada vez más esquivo.
Se combinan en su aire
Ladridos y olores de hojas quemadas
Donde se confirma el pacto
Con sopor y letargo de siesta