Cancelar diciembre... Cancelar carnaval y el desfile de llamadas, cancelar playas y plazas para atajar el vertedero de cacas de la zoonosis. Supongo que además sería cancelar el verano y por las dudas también el otoño, pero más que nada el invierno y así entrar en un bucle cancelatorio donde la más mínima expresión de pseudo-libertad, deba ser perpetrada en la clandestinidad. Mansa fila de misterios castrados en la penumbra
martes, noviembre 17, 2020
domingo, noviembre 15, 2020
Autorreferencia
Una lata de cerveza barre el polvo de la medianoche. La calle Grecia padece los últimos pasos de las últimas mujeres interesantes. Después todo será silenciosa guerrilla, coágulo de asfalto que flota entre metrallas de moto y autos trasnochados con música fuerte. Alguien colgó luces de Navidad en la ventana, un familión cruza a los gritos, generando a su paso, los primeros silencios verdaderos. De este lado de mis ojos, las batallas promedian con algunos heridos de importancia y oportunas caballerías flanqueando el este con rojas banderas de labor. Este tabaco tiene gusto a mariposa, a tejado con luna, a ciruelo vigilante y a balneario con arena de sol. Mar que descansa en la bahía, sueño de gemelos invertidos gimiendo bajo pétalos fucsia. Pensaba ayer en las dos o tres novelas que me debo escribir, en las radiografías melancólicas y sobre adjetivadas de mi prosa, en la persecución de la risa en mis mediocres cuartetas de murga, en esta nueva retirada, que ahora ocupa casi todos los rincones de mi poesía. Resulta que por esos azares me toca esperar un buen rato en la puerta de alguien, y con el ardor del aburrimiento llegan estás líneas sin motivo, estos retazos de silencio que se superponen con cara de letras random sobre blanco electrónico. Las orillas parecen siempre lejanas, comúnmente ando en el medio de la sopa y rara vez logro hacer pie. Prefiero a veces distraerme en el reflejo de las luces en los edificios del centro, en los cuadernos atrapados en jaulas de olvido y, bastante seguido, recuerdo la proximidad de la muerte, el polvo estelar que reclama despiadado, todas sus creaciones. Seguiremos esperando un poco, en breve van a ser las 0:00
jueves, noviembre 12, 2020
Sobre 4 imágenes
Camino Madrugada. Cerro de alientos mezclados para nocturnas palpitaciones y ojos que se empeñan vanamente en transparentar la realidad sabiendo desde el minuto cero, que recaer en tal arrogancia es un lujo reservado solo para aquellos que pueden, a fuerza de bastonazos, mantener rutinas funcionales durante años sin sorpresas.
Una mujer negra, hermosa, radiante, brillando indómita desde una postal de apenas 8 colores. estela de perfume que habla de playas horizonte y letárgicos tragos de alcohol a mitad de una noche estrellada . La frescura de la arena bajo la luna, el ardor de una pulsión reproductiva vestida con mil abalorios.
El torso se deconstruye en retazos organicos de azul y de rojo. La blanca inmensidad de la bahía. Resuena un eco de cañita voladora y un cuerpo que tira para sacarse un pulóver. Dualidad que iguala dimensiones, una profunda llanura. Movimiento quieto sobre un papel.
Redondeada inmediatez de la piel. Queda tirando la entraña en medio de una suavidad que nadie ha visto venir. Todo se ha vuelto trigo, pedernal, sauce en la tormenta. Las más bellas uñas que he visto pasar. El cabello son varios ríos confluyendo hacia el esternón tallado en el pecho. La mejor forma de la carne, dulce de leche helado en la secreta intimidad de la pieza.
jueves, noviembre 05, 2020
Avenida Jueves
Ansiedad de tigre preso. Goma universal que empantana todo aquello susceptible al corazón o a las vísceras. La mugre del caos y las alas deshebradas de ángeles invisibles, inundan la avenida con rumor de hierro, con ecos casi sordos, con sutil amenaza de inundación. Casi todas las cosas de hoy han conseguido inyectar en mis arterias, una sumatoria de sensaciones inarticuladas que deja rastros de baba por los suspiros que me atraviesan, fotos de fantasmas que todavía habitan la lentitud de mis pasos, la anatomía secreta de este destino ineludible.