Alla los recuerdos, acá las traiciones y despedidas que cubren como una agria semilla la impunidad del reloj, su falta de escrúpulos y compromisos, su copula con el infierno de los hombres. Ahora… en la primavera mi desazón crece casi tanto como mi encanto en esta horrorosa y hermética parodia de una novela canallesca. No alcanzo a creer o a vislumbrar como fue que sucedió todo esto, como se desataron los nudos que nos ataban al suelo de realidades verdes que nos ataban a las palpitaciones que nos ataban a las miradas, los besos y las apasionadas dolencias que nos ataban a nosotros mismos
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