La lluvia hace una pausa en nuestros corazones, se escucha la voz de alto. La casa tiembla de sueños olvidados, nace una flor, nadie respira. Entonces las ranas rompen nuevamente con toda su potencia anfibia y la noche se pinta otra vez de un gris pálido e intenso, salimos del letargo y nos damos cuenta que otra vez el año está empezando a acabarse. El repecho... como siempre, como nunca, es muy empinado, pero por suerte mamá nos regaló los zapatos de alpinista que pensamos que nunca íbamos a usar, mira vos!
¿creciendo?
ResponderEliminarEso se verá cuando escampe
ResponderEliminarun abrazo!