Parece mentira que siempre me agarre la noche con esa cara de calle sombría y gato aplastado. Ésta vez no era diferente, al contrario, era igual a muchas otras noches... Pasé a comprar tabaco por el 24 horas de cerca de casa, compré ademas una coca chica. Ahora armo, toso y fumo y recuerdo. No había dado ni diez pasos que veo por una calle perpendicular a la que venía, en realidad más bien escucho, una mujer que llora, acto seguido (ahora sí) veo la extraña figura caminando y llevándose las manos a la cara, como es de educación hacer en esos casos. Pienso, segunda mujer llorando en la calle que veo en la semana, qué señal misteriosa se puede esconder detrás de tal infame escena. Sigo caminando, la noche se torna aun más pálida y otoñal y se enrarece por el aire cálido que va lentamente refrescando y mucho más por la lastimosa voz que se me va acercando desde atrás pero a considerable distancia. Siento que me llama, me doy vuelta pero el profundo llanto se le sigue acogotando con impresionante tenacidad. Vuelve a llamarme, entonces me detengo y miro. Ella me llama desde el cordón de la vereda donde había tomado asiento prometiéndome que no me iba a pedir, notese ese pequeño detalle y haciendo especial énfasis en que la disculpara mientras seguía llorando y llorando en un mar de lágrimas y de mocos que reabsorbía con inclemente tristeza. Me acerco caminando en sentido contrario para el que tenía que ir, cosa que siempre odié. Desde el cordón ella me dice que su hijo se está muriendo en el hospital Pasteur, y me pide cualquier ayuda. No pude descifrar en su rostro más que una apremiante nesecidad y revolví el bolsillo sacando solo algunas de las monedas que llevaba, se las ofrecí de buen grado y me las aceptó rindiendome grandes gracias y diciendome, gracias, sos re humano. Lo cual me dejó algo perplejo pues no sabía si esto me lo decía por haberle dado esas monedas o por solo haberle dado esas monedas. Le deseé suerte y seguí mi camino cuesta abajo pensando en ésto hasta que un perro salió de las sombras de un portón viejo y con su ladrido enfurecido me hizo asustar para el carajo.
4 comentarios:
Muchas gracias por tus palabras.
No, al contrario, gracias a vos por tomarte la molestia de pasar por acá.
Bienvenida entonces y la esperamos cuando usted así lo disponga.
Recién deskubro tu blog y kon recocijo me detengo a sentir. Ten por seguro ke pasearé a menudo por tus líneas.
Bueno, mil gracias princesa kaotika. Por supuesto que la esperamos con todo le que aquí humildemente habita, las 24 hs del día. Saludos grandes.
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