Encuentro en la calle los pedazos del cielo
mientras que por arriba vuelan torciéndose
las eras y los siglos, flota la paz y la batalla
entreveradas sin forma sobre las cabezas
y yo encuentro en la calle, charcos caídos,
de cielo.
Los ojos, con el fuego secreto de la mente
miran el mundo dejando a su vez
que el mundo mire adentro de ellos.
La mañana, la encuentro en la húmedad,
en la ausencia, que me llena y me vacía,
en el humo, que da señales que estoy vivo.
Las botellas vacías se acumulan
solemnes, paradas en un frío rincón
apuntando hacia arriba
hacia el tiempo que se marea eternamente
y sin apuros.
El cielo, de alguna manera, parpadea
como la luz, como el aliento, como el espiritu.
Parpadea en su inmensa grandeza
caído y hecho pedazos en el suelo
alrededor de nosotros
con su poderosa sensación infinita
baila en las calles, tembloroso, lleno de estrellas
el cielo.
mientras que por arriba vuelan torciéndose
las eras y los siglos, flota la paz y la batalla
entreveradas sin forma sobre las cabezas
y yo encuentro en la calle, charcos caídos,
de cielo.
Los ojos, con el fuego secreto de la mente
miran el mundo dejando a su vez
que el mundo mire adentro de ellos.
La mañana, la encuentro en la húmedad,
en la ausencia, que me llena y me vacía,
en el humo, que da señales que estoy vivo.
Las botellas vacías se acumulan
solemnes, paradas en un frío rincón
apuntando hacia arriba
hacia el tiempo que se marea eternamente
y sin apuros.
El cielo, de alguna manera, parpadea
como la luz, como el aliento, como el espiritu.
Parpadea en su inmensa grandeza
caído y hecho pedazos en el suelo
alrededor de nosotros
con su poderosa sensación infinita
baila en las calles, tembloroso, lleno de estrellas
el cielo.
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