Me es imposible si quiera comenzar a tratar de
contarte todas las cosas que despiertas en mí, las inacabables
sonrisas, los insondables misterios, las tardes, las mañanas y las
noches que paso en un sueño despierto, acariciando el retrato ideal de
tu aurora, que ha quedado pegado como una luz sobre el apesadumbrado y
ceniciento corazón que solía tener antes que aparecieras en mi vida.
Me has llenado de hermosos sueños y canciones, has decorado mi
espíritu para la fiesta de la vida a tu lado, con tu increíble
frescura, con tu aguda inteligencia y tus nobles formas de sentir, me
has regalado el inesperado de la felicidad de la espera. Me arrebatas
con incomparable encanto, lo mejor de mis versos, mis más inspiradas
ideas de romance, pasión y aventura. Eres ahora una cristalina y
perfumada luz, que brilla como un imponente faro en la profundidad de
la noche, indicándome el camino hacia los brazos perfectos de tu
puerto seguro, de tu madrugada azul, de tus verdes delirios venusinos.
Me sumerjo una y otra vez y de manera indescriptible, en la marea sin
salida de nuestras horas venideras, pierdo el control de mis cortas
alas mientras voy cayendo en picado hacia la profundidad de un
sentimiento adorablemente inesperado y alucinante. Y eso me hace tan
feliz, nena, que quiero perderme por siempre en tus oscuros rincones,
que quiero encontrarme y encontrarte y encontrarnos en el mágico
resplandor de tu felina mirada para que pueda ir arando, sembrando y
cultivando con mis mejores besos, cada uno de los palmos de tu piel y
de tu alma, ave misteriosa, animal esperado, pulsar de cien mil
volcanes. Te espero con el corazón abierto de par en par. Te espero
con el corazón en la mano, con un moño de regalo, para tí, todo, dulce
y amarga princesa de mis horas muertas y vueltas a nacer, no tenemos
final. Te espero con el corazón en el balcón, como una bandera de
nuestro amor súbito y duradero, con el corazón desgranado y macerado
para que lo levantes todo hasta arriba de nuevo, con tus besos, con
tus caricias, con esa cosa que te hace ser de entre todas las del
mundo, mi elegida, mi amante, mi preferida. Yo te espero... con el
corazón... amada.
contarte todas las cosas que despiertas en mí, las inacabables
sonrisas, los insondables misterios, las tardes, las mañanas y las
noches que paso en un sueño despierto, acariciando el retrato ideal de
tu aurora, que ha quedado pegado como una luz sobre el apesadumbrado y
ceniciento corazón que solía tener antes que aparecieras en mi vida.
Me has llenado de hermosos sueños y canciones, has decorado mi
espíritu para la fiesta de la vida a tu lado, con tu increíble
frescura, con tu aguda inteligencia y tus nobles formas de sentir, me
has regalado el inesperado de la felicidad de la espera. Me arrebatas
con incomparable encanto, lo mejor de mis versos, mis más inspiradas
ideas de romance, pasión y aventura. Eres ahora una cristalina y
perfumada luz, que brilla como un imponente faro en la profundidad de
la noche, indicándome el camino hacia los brazos perfectos de tu
puerto seguro, de tu madrugada azul, de tus verdes delirios venusinos.
Me sumerjo una y otra vez y de manera indescriptible, en la marea sin
salida de nuestras horas venideras, pierdo el control de mis cortas
alas mientras voy cayendo en picado hacia la profundidad de un
sentimiento adorablemente inesperado y alucinante. Y eso me hace tan
feliz, nena, que quiero perderme por siempre en tus oscuros rincones,
que quiero encontrarme y encontrarte y encontrarnos en el mágico
resplandor de tu felina mirada para que pueda ir arando, sembrando y
cultivando con mis mejores besos, cada uno de los palmos de tu piel y
de tu alma, ave misteriosa, animal esperado, pulsar de cien mil
volcanes. Te espero con el corazón abierto de par en par. Te espero
con el corazón en la mano, con un moño de regalo, para tí, todo, dulce
y amarga princesa de mis horas muertas y vueltas a nacer, no tenemos
final. Te espero con el corazón en el balcón, como una bandera de
nuestro amor súbito y duradero, con el corazón desgranado y macerado
para que lo levantes todo hasta arriba de nuevo, con tus besos, con
tus caricias, con esa cosa que te hace ser de entre todas las del
mundo, mi elegida, mi amante, mi preferida. Yo te espero... con el
corazón... amada.
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