jueves, diciembre 02, 2010

Carta de un amor desesperado

Sigo dando vueltas alrededor de este pensamiento. Un calor profundo en mis entrañas, una extrañeza perfumada de sombras circula de un lado a otro de mi propia boca. Estoy hablando el silencioso lenguaje de la soledad, hundido hasta el cuello en tu confusión pueril, en tu ensopado de púberes dudas con razón. Cómo pude haber desembocado totalmente desarmado en esta madrugada perdida, en esta noche de perros sigilosos donde sigo mordiendo el hueso flaco de mi propia estupidez. Cómo he podido caer en la desgracia de este enamoramiento fatal. Cómo voy a curarme de esta infección de tus besos. Cómo voy a parar de sentir estas mortales ganas de decirte que te quiero, que no me importa cómo ni dónde ni cuándo ni porqué. Envenenado por el tóxico elixir de tu inexperiencia le canto esta oda a la irresponsabilidad del amor, al enfermizo deseo de poseerte para siempre, de verte crecer en la cárcel de cristal de mis besos. Estoy perdiendo el equilibrio en la inagotable fuente de esta soledad sin vos. Carreteas, cómo un ave pesada, apuntando hacia un horizonte naranja de preguntas sin forma, de respuestas que no querrías conocer, de miedos insensatos, de vueltas y revueltas en un circuito abierto por todas partes. Mientras tanto vas aprendiendo a volar por el ardiente ecuador de este pensamiento denso y redundante, vas abriendo tus alas enormes en un cielo cerrado por la tormenta furibunda de mi deseo recalcitrante. Palabras y más palabras brotan de la punta de mis dedos sin que pueda acabar de darle forma a esta puntada en el pecho, a este dolor de estomago que me endurece, que me quema los ojos, que me seca la boca y me ahoga en un silencio inhumano, en una mueca horrenda que delata un profundo e indescifrable dolor en el alma. Tengo que evitarte, tengo que decirte que no te quiero ver nunca más para que entiendas que soy capaz de inventar cualquier excusa para tenerte a mi lado, incluso este empalagoso bálsamo de irrealidad y de promesas absurdas, incluso este fingir que te ignoro, que no te respondo, que no te recuerdo cuándo en realidad quiero volverme uno sólo contigo. Quiero que te sientes en mi cara y me dejes sin el aire que me recuerda que no estás, que me destroces en un traqueteo de metralla, en un amargo licuado sexual. Quiero inundarme con las secreciones maravillosas de tu pureza, con la delicadeza de tu piel bajo la luna, con la frialdad de tus pezones frente al río, con el exquisito hedor de tu más profundo miedo, el miedo a perder la forma perfecta de tu alma de niña. Quiero, muero, soy.

6 comentarios:

  1. jajjaja increible que hayamos coincidido no? una brazzzxxxo fuerte maestrrex!!

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  2. fffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffff!!!

    La verdad que si.....

    Por lo que se te lee no andas tan mal no?? A ver si coincidimos más seguido que se te extraña...

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  3. Es la Eterna riña con los muchachos de AntelData :P

    Posteate uno vos también!

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  4. fffffffff....pasa que uno se siente tan asolado acá si no te apareces...capaz que algo sale, pero la verdad que se ve muy extraño el blog así...todo en realidad. Esperemos que no sea eterno...

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  5. jaj, nada es eterno, salvo la lucha con los muchachos de adsl.

    Ya vendran tiempos mejores,
    ya vendran otras 10 noches
    amigo!

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