pluma de abril que te insinúas en la sombra
fresca claridad de los árboles amarillos
un instante de perderse en un perfume floral
y un gris ejercito de nubes, lentas y solemnes
como una inmensa y vaporosa montaña nevada
Momento de estático mosaico en movimiento
luna de los que añoran una lejanía primitva
envuelto en la neblina de tu aliento otoñal
pregunto formas imposibles de adivinar o predecir
Lugar en el tiempo, resplandor de monte adentro
ágil piscina de perlas, donde rápido el ocre se resbala
sobre las pálidas veredas de una ciudad adormecida
vuelve el viento
la calidez
el alma.
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