Pedazo de reptil apostado en la ventana
hígados que llueven hacia una madrugada boreal
intentamos cometas y pinceles
pero a veces solo vuelan las sombras
y nosotros...
intentamos iluminar
los rostros, el alma,
el pálido destello de la luna
su cuarto de hora de luz
Vamos, por praderas que se incendian de delirios
hacia nuestra propia fotografía de un momento eterno
por las piedras tiernas de los besos,
entre la lánguida columna de alumbrado
mis palabras tocan hoy
un puerto inesperado
tienen una tersa coloración
de extraña miel
mientras barreras
y señales
abundan en la madrugada siguiente.
Seguiremos por la senda del momento
hacia la total destrucción de lo mundano
por la rutina enriquecida de los besos
hasta el amanecer taciturno
donde vuelan las moscas
y nace un sapo.
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