Me siento a escribir robado de la cama, levantado y puesto al teclado bajo el dominio de una fuerza que me acobarda y me lastima por adentro. Necesito desviar este impulso crónico depresivo, tengo que drenar la pus de mi odio hacia mí mismo, estoy desvelado en la noche helada, al margen del abrigo de tu voz tenue y de tus mejores modos
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