lunes, agosto 15, 2011

Amatista de tarde gris

Tarde de caros remolinos, la sangre se agolpa en un extraño lugar de la mente
hay un diamante vagando por la calle, un rumbo lo aviva a continuar
pese a caras de orto y a materia oscura en su pensar.

El viento se agolpa en sus narinas.
Y la sangre que mana de su pecho
revienta en sus palabras algo enfermas.

Vuelve la brisa negra
a dominar la tarde gris.
El blanco se mezcla con barro de río
y todo parece estallar sin motivo.

Rechazando la plegaria salvadora
intento hundirme en los pálidos misterios que me agobian
y salgo algo lastimado
me gotea de la lengua un liquido rojo
imprudente
viscoso
amargo.

Quizas debería pedir disculpas
al poder que guía mi destino
pero duelen los ladrillos del orgullo
revocados por láminas de incomprensión
y todo vuelve a entreverarse
para volver a nacer.

Volver a nacer.


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