miércoles, mayo 13, 2015

7 nubes de mayo

Hoy a la tarde había siete nubes desvelándose en el limpio cielo de mayo, el rojizo estertor del último sol las hacía vibrar, resonando en sordo lamento se abrían, se desmantelaban, se desmigajaban frente a mi mirada atónita, embelesada, que se estiraba aferrándose a su desintegración inminente. Compré una torta frita en un puesto y mientras esperaba ellas estaban ahí, colosales y a la vez tan ligeras, desplumándose hacia el este, llevándose en su último baile, el suspiro aturdido de mis lamentaciones. El vigor indestructible de mi más íntimo motor estaba a punto de fundirse, pero he hallado en esta sórdida reinvención, la voz y versos de un tango desesperado y despiadado que viene allanando el áspero camino que va desde mi oscuridad hasta la luz de un inesperado acontecimiento. Yo también bailo, a simple vista casi inmóvil, sobre el horizonte de suceso de un hoyo negro súper masivo que ha consumido la luz diáfana de nuestros vivos sueños,  bailo enceguecido por la luz y la onda expansiva causada por la explosión de nuestra alianza sagrada.

Soy emperador de mi derrota, esclavo de mi liberación, soy el que espera por lo que nunca llegará, ansioso, atiborrado por la borra de infinitos cafés que han dejado huellas sin pisar en el caos natural de una historia de ficción que ha desgarrado la solides de todas las verdades anteriores, no hay momento en que no tiemble en esta dualidad fragorosa en la que parezco estar en dos lados a la vez, maldito, soy morador indeleble en tus ausencias, soy el fantasma de un tiempo donde todo era promesa de un atardecer tomados de la mano. Pero a su vez y en un mismo tiempo desprovisto de toda magia, soy éste, soy acá, atribulado por la congoja pegajosa que se me ha introducido por todos los espacios entre mis átomos. Entro a la ducha y a la vez estoy saliendo de tu baño, estoy acostándome contigo al tiempo que me desvelo frente a la máquina, escribiendo versos desconsolados mientras al mismo tiempo estoy callado, sufriendo de una laxa pasión, mirando TLC a tu lado. Pero quién será el real, el verdadero, el que late con su sangre espumosa. quien fuma en la madrugada mientras escribe y sueña que recuerda haber visto, a la hora del ocaso, siete nubes que se abrían y se apagaban tras desprenderse del último rayo de esta tarde de mayo.... que por suerte ya pasó. 

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