Pisotón sobre laderas inestables
Horas de ruda y romero
Perfuman alquitranes pálidos
Y viejos artefactos
Pretenden aniquilar el tiempo
Sin otra armadura que el alma abierta
Galopando a la batalla del horizonte
Para dejar los anillos concéntricos
Que derrapan en alcoholes
Y enmudecen de resequedad
A la sombra inanimada
Una sierra parlante
Un puñado de retazos
Arena de océano voladora
Se mete en los ojos y nada
Reloj paralizado de euforia
En pedregullos absurdos
Que saltan a la cara
Y decoran tormentas
Detrás de la imaginación
Voluntad enmohecida
Polizón de media noche
Sobre lunas de yeso
Que están atadas al cielo
Y una oración pagana
Se decolora de ausencia
E insuficiencias
Para hierros, vigas
Cementos y diamantes
Qué quedara del alma
Cuando todo esto se haya apagado
Cómo serán las tardes
Cuando el color se haya agotado
Qué va a hacer el conejo
Cuando su galera se desvanezca
Para siempre ...
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