domingo, abril 15, 2018

Sostener algo

Vieja arrogancia de saberse mortal. Paseo en las nubes, los ojos enceguecidos de tanto placer. Las manos azucenas, tomadas con única levedad. Llovió y vino la noche lavada y fría, como un solo de retirada que la clava en el ángulo. Es casi increíble cómo ando en taxi, impensado en épocas anteriores, no demasiado lejanas, cuando era parecido a la brisa o al viento. Apagón en 8 de Octubre. Magia de todos los cantores que no han dejado borrar sus pasos, sobre el polvo de la eternidad. Pero qué te voy a decir de la eternidad, esa culebra que se come a sí misma como un juego de mierda, al que está sujeta sin que le importe. Lo absoluto es el abrazo. Era nuestro abrazo, absoluto era mirarnos a los ojos, y descender sin salvavidas al fondo de las pupilas, que revelan sus secretos en códigos larguísimos, cuya exacta configuración ya en verdad no recuerdo, y me da pena, o cariño o ternura, pero me da para escribir cavernas y atardeceres de invierno, donde la luz era la exacta y su pecho perfumado de lavandas y de tigres, me esperaba convulsionado, con un ramo imaginario de azahar, temblando en peligro. Me cuesta abrir la ventanilla, forcejeo al tiempo que Troilo, en mis oídos, va embadurnando la noche con pedazos de conventillo e interminables callecitas de adoquín, donde una Luna pelea entre los balcones y donde las plazas duermen su misa narcótica. Mi mano aturdida se niega a repasar los contornos de su pelo, mi piel toda aferrada sigue evitando los extensos laberintos de su recuerdo. Las fachadas y las puertas de madera, se me antojan a esta hora, como tapas para hornos apagados, en los que se cuece el germen de esta ciudad de tiza y de jazmines. Entre ahogos sigue la murga, ave de paso que aborda silencios y soledades, para dejar sobre el pensamiento, la simplicidad de sus acordes y su cadencia de gorrión, ave cantora de callejones y baldosas. Me percato lo larga que ha sido la noche y me imagino el día como a una piscina sonriente en la que todos flotan, menos nosotros, los que somos la noche. Los que hacemos La Noche. 

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