sábado, abril 21, 2018

Y dormir

Meditado volver
A las Palmas
Me aguanto el orín
Y me duele un poco

Son ya las 6 y media de la mañana
Pero todavía no amanece
Una ventana de celeste viejo
Ostenta una trasnochada de viernes
Mientras abril es un bandoneón
Y acá hay cerveza para rato.

Hoy, Sebastián Teixeira
Cantó a capella, para el equipo
Cuando el bar hubo cerrado
Su voz, junto a la lluvia
Fue, aunque me parezca raro
Una luz que detuvo el tiempo.

La noche con lluvia sacudió espejos
El mundo de gris rojizo
Desencadenó hileras de conventillos
Y acá ahora sí, el amanecer
Cocina frías compotas de sueños
Para contener el sábado
Que se nos viene arriba.

De pronto en mi mesa
Hay 4 personas
Y sus ojos brillan
Como queriendo algo
Que no querría
Ni podría comprender.

La alarma de una pick up 
Se fue de mambo al gritar
Por guayabos, junto a mi mesa
Y hacer de 25 segundos
Una catástrofe insignificante

Las rubias gruesas del amanecer
Me miran llenas de libido
Pero  me hacen volver a tierra
Cuando creo que mientras escribo
La charla en la mesa se enrareció
Y ahora hay apologias
Y se menciona a Cicerón
A Rick y Morty
Y a Martín Freeman
Y el mozo nuevo nos cambió de mesa
Y de 5 personas, 3 se llaman Federico
Póquer de Efes.
No conozco a casi ninguno.
Me dejo ir un poco.

Entonces alguien me trae a la Unión
Y me fumo un último cigarro
En la luz de una mañana de sábado
Que la lluvia aún no ha soltado del todo
Y viene un tapíz como si fuese un auto
Y quisiera entrar, para acostarme
A dormir. 

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