miércoles, agosto 29, 2018

Paseo

Pastillas de comida para perro, sobre una tapa de alcantarilla rodeada de pasto. Recuerdo del vínculo creado a partir de humores sexuales. Otra avenida arbolada, cediendo ante la luz cobriza y el perfume de las cinco de la tarde. Los niños en sus túnicas, piensan solamente en jugar, entendiendo las partículas de luz como lo que realmente son, posibilidades. Nada parece demasiado grave cuando ves los árboles florecer, en ampulosos volados de blanco-rosado vegetal, y muchachas haciéndose moños en el pelo. Ahí te das cuenta que todo es joda, que los lugares se generan y se hacen cada vez más firmes cuando uno los habita, realizándolos; que detrás del sol, algo se ríe de nuestras más hondas perturbaciones; y que detrás de la cortina de lluvia, nos espera una inesperada revelación. Sigo sin olvidar a Laurita, las noches de su inmensa sonrisa, brillando bajo sus lentes, son mascarón de proa de mi más caro pasado. Debería decantar el ensopado de mi espíritu, para encontrar ahora, mi norte y mi centro, el rumbo pavimentado de mi estrella fugitiva. Pero ahora voy por Nuevo Centro y alguien se tatuó pájaros en la espalda. 

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