Cancelar diciembre... Cancelar carnaval y el desfile de llamadas, cancelar playas y plazas para atajar el vertedero de cacas de la zoonosis. Supongo que además sería cancelar el verano y por las dudas también el otoño, pero más que nada el invierno y así entrar en un bucle cancelatorio donde la más mínima expresión de pseudo-libertad, deba ser perpetrada en la clandestinidad. Mansa fila de misterios castrados en la penumbra
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