Es la tercera vez que me desayuno que diciembre nos atacó con su espátula de ocaso tardío. Es la tercera vez que miro el cielo y que sopapeado por el perfume inverosímil de las flores, sé sin lugar a dudas que el baile del año terminó. Me estoy tomando este mismo ómnibus todos los días, pero eso es tema aparte. El labor me consume la carne de las semanas pero no el corazón. La semana es una paloma negra llena de alucinantes tornasoles... Una paloma, sí. Alucinante. Alguien escucha a Los Auténticos Decadentes, y sí, cómo para no. Ensaya La Gran Muñeca cerca de una plaza donde hace poco me emborraché, quisiera no recordarte tanto, amada mía, pero es diciembre y se acerca el 12 y yo soy un verdadero idiota, pero me creo, todavía me creo algunas cosas increíbles.
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