Jornada de historias conmovedoras, profunda humanidad que desborda toda certidumbre. Cielo entre los más bajos jardines, vida y muerte en dameros insospechados y claridad de no saber jamás lo que va a pasar. Jornada de lágrimas tímidas, de lisa y llana realidad. Gratas sorpresas, gente que se la juega porque habita en ellos algo divino que no es más que la simpleza de saber que existe el otro y que da sin interés, porque sí, porque entiende que entre tantas miserias, un solo gesto puede iluminar la eternidad.
2 comentarios:
Esos gestos en Navidad es cuando más se necesitan pero a ser posible que no decaigan del todo el resto del año. Saludos
hola! toda la razón. este texto fue inspirado en una serie de relatos que tuve con un pariente que trabaja en la salud. gracias por tu comentario!
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