No hay voz en el murmullo y volverás a ver la sombra. Tantos ojos, tantos días y tantos acertijos. En las vetas de la noche, se concentran las heridas, dinosaurios y tormentas y santos sacrilegios. Pero a veces corren vientos, calmos, llanos, sin sonrisas, y las puertas de la mente, se golpean mientras el firmamento escupe fuego.
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