viernes, octubre 12, 2007

Tarde de Pañuelo gris

Por los aires sucios de besos transitare inadvertido, como una mosca lenta que no llama la atención. Por esas galerías, de viento y de estrellas, como un susurro o lamento que el viento trae a su antojo, andaré pensando. Derramado, casi inmóvil avanzare, recordando esos nombres, esas edades donde las palabras inundaron el firmamento. Ese será el rescoldo, la acabada batalla de este cuerpo, una luciérnaga encantada, un huracán de desechos, solo tierra en la barra de la memoria.

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