Qué nos hizo creer que eramos tan especiales? Qué nos hizo jurarnos a los ojos que el tiempo no nos haria polvo como a las rocas más antiguas? Por qué creiste que ibas a ser felíz junto a mi por el resto de tus dias? Por qué creí ciegametne en tu sonrisa de cometas, de estrellas y de playas? Por qué me prometí que nada iba a cambiar entre nuestros corazones? Por qué creiste en mis caricias, en mis abrazos de oso, en mi mirada felina, en mi piel de soda caustica? Por qué decidiste que era aquel el momento, y no dos años despues, de comulgar nustras almas? Por qué te deje adueñarte de cada fibra de mi pernicioso ser y de mi alma truculenta? Por qué me dejaste apoderarme de aquel medallón de oro que guardabas dentro tuyo? Sera que somos iguales al resto de los mortales? Con sus tristes pasiones temporales y sus inexplicables cambios repentinos, que solo oxidan su frevor por permanecer inalterados. Será que no somos aquellos seres mitológicos que estaban predestinados por los dioses para amarse por siempre y sin restricciones? Aquellos seres hechos de luz cristalina, que se pertenecían, corespondían y complementaban sin barreras o limitaciones son hoy dos granos de arroz en la cosecha, dos gotas de agua en este vasto mar de surrealismos vanos? Por qué entonces sigo creyendo en Nosotros? Por qué no puedo renunciar a todo aquello asi sin más... ¿Por qué?
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