Quedaron ahora los largos y graves silencios del alba
revoloteando sobre un tecleo quedado y melancólico.
No se escucha ningún ave cantar, en esta hora quieta
y la luna gobierna indolente y perpetua en su palacio.
Un beso es promesa donde la gente muere de sed
y donde los animales huyen perseguidos por la ruina.
Nadie verá este desastre de corazones cenicientos
porque oculto mi cara en las sombras y mis lágrimas...
La cazadora de almas vendrá, lenta y sin pestañear,
una flecha oscura dibujará, en su aire de lenguas de fuego.
Y el mundo caerá a sus pies, como un esclavo perpetuo
durmiendo su infinito rumor de arroyo con mil cabezas.
Tocaré el mármol duro y helado de tu lenta y suave piel
beberé litros de lagrimas hermosas, que se te desprenden.
O tendré que salir a buscarte, a arrancarte de la niebla
y doblar por las esquinas, los paramos salvajes de tus ojos.
revoloteando sobre un tecleo quedado y melancólico.
No se escucha ningún ave cantar, en esta hora quieta
y la luna gobierna indolente y perpetua en su palacio.
Un beso es promesa donde la gente muere de sed
y donde los animales huyen perseguidos por la ruina.
Nadie verá este desastre de corazones cenicientos
porque oculto mi cara en las sombras y mis lágrimas...
La cazadora de almas vendrá, lenta y sin pestañear,
una flecha oscura dibujará, en su aire de lenguas de fuego.
Y el mundo caerá a sus pies, como un esclavo perpetuo
durmiendo su infinito rumor de arroyo con mil cabezas.
Tocaré el mármol duro y helado de tu lenta y suave piel
beberé litros de lagrimas hermosas, que se te desprenden.
O tendré que salir a buscarte, a arrancarte de la niebla
y doblar por las esquinas, los paramos salvajes de tus ojos.
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