Mis venas...
Mis largas, endurecidas y vetustas venas.
(ya no más)
Mi sangre,
otrora cenicienta
y ahora encontrada
siente el cantar de las aves
al amanecer.
Camino por la cornisa de tus labios,
tus ojos llenos de miradas profundas,
de remolinos inmensos
donde encuentro un lugar
donde puedo cubrirme
de la tormenta.
Tu cuerpo cubierto de hojas de parra
reposaba en la oscuridad de mis brazos
mientras mis manos de liquida sombra
encontraban un camino
hacia tu plateada cima boscosa
y el húmedo lirio de tu boca.
Ahora el dolor de estar tan solo
se va desvaneciendo
como los pálidos remanentes
de algún mal sueño de invierno
y me encuentro escribiendo otra carta
contra todos los pronósticos de mi alma,
me veo a mi mismo respirando el vapor
de los suaves restos de tus besos.
Quisiera deslizarme de nuevo
por las rocosas laderas de tu cuerpo
y saber de memoria de nuevo
el alfabeto prohibido de tus juegos.
El domingo se acerca pateando la luna
todas las arañas de mi cuarto conocen ahora tu nombre
todos los ojos de mi cuerpo han visto las tersas alas de tu respiración
y los tibios escondrijos de tu adorable sendero.
Vuelve a mi...
asestame otro
de tus apasionados
dardos de locura.
Mis largas, endurecidas y vetustas venas.
(ya no más)
Mi sangre,
otrora cenicienta
y ahora encontrada
siente el cantar de las aves
al amanecer.
Camino por la cornisa de tus labios,
tus ojos llenos de miradas profundas,
de remolinos inmensos
donde encuentro un lugar
donde puedo cubrirme
de la tormenta.
Tu cuerpo cubierto de hojas de parra
reposaba en la oscuridad de mis brazos
mientras mis manos de liquida sombra
encontraban un camino
hacia tu plateada cima boscosa
y el húmedo lirio de tu boca.
Ahora el dolor de estar tan solo
se va desvaneciendo
como los pálidos remanentes
de algún mal sueño de invierno
y me encuentro escribiendo otra carta
contra todos los pronósticos de mi alma,
me veo a mi mismo respirando el vapor
de los suaves restos de tus besos.
Quisiera deslizarme de nuevo
por las rocosas laderas de tu cuerpo
y saber de memoria de nuevo
el alfabeto prohibido de tus juegos.
El domingo se acerca pateando la luna
todas las arañas de mi cuarto conocen ahora tu nombre
todos los ojos de mi cuerpo han visto las tersas alas de tu respiración
y los tibios escondrijos de tu adorable sendero.
Vuelve a mi...
asestame otro
de tus apasionados
dardos de locura.
ta, sos un divino
ResponderEliminaryo pensé que no existían los hombres como vos..
me mata leerte.. pero no puedo evitarlo :P
besos!
:$:$:$ jaja, que pasó rubia? te saltó la fiera de adentro? jajaj.
ResponderEliminarMe alegro que te guste el poema, de verdad me brotó con una carga emocional bastante fuerte. Creo que de a poco voy encontrando una veta poética que hacía tiempo había perdido... todo gracias a ella.
Me encanta que estés acá, te espero cuando quieras...
besos!