En la noche donde nadie es nuevo
cada susurro puede ser un lamento herido.
Una lanza urbana daña el sentido
y los moradores cabizbajos
descienden cerca del peligro.
Cicatrices, cebollas, armas.
Un silencio afilado sumerge a la tierra
en una insondable quietud
y una helada paciencia.
Y las personas
delgadas, hermosas, patéticas
parecen pedir ayuda sin lentes,
sin intentos dañinos
de inmiscuirse en nuestras mentes,
cuando la noche es un bloque de brea
y la luna es un inmenso colmillo.
cada susurro puede ser un lamento herido.
Una lanza urbana daña el sentido
y los moradores cabizbajos
descienden cerca del peligro.
Cicatrices, cebollas, armas.
Un silencio afilado sumerge a la tierra
en una insondable quietud
y una helada paciencia.
Y las personas
delgadas, hermosas, patéticas
parecen pedir ayuda sin lentes,
sin intentos dañinos
de inmiscuirse en nuestras mentes,
cuando la noche es un bloque de brea
y la luna es un inmenso colmillo.
que lindo que escribes, aunque suena a que son noches rutinarias pero peligrosas a mi me suena lindo cómo lo dices, a que es re tranquilo.. no se será que a mi me encanta montevideo..
ResponderEliminarbesos
Yo soy un amante incondicional de ésta ciudad, aunque a veces me deprima tremendamente y me haga pensar que estamos fuera del mundo y que cada día la corrosión del tiempo la deja un poco más cerca del infierno, pero todavía no... todavía falta un poco...
ResponderEliminarBesos, gracias por estar