Ahora la calma que precede al vendaval de tu pesada mirada de piedra joven, el silencio en mi alma que crea la vie en rose de Piaf, es bombardeado por el remoto susurro de una posibilidad, de la posibilidad de quitarme de encima al decaído y triste animal de tu ausencia. Voy caminando por los linderos de tu mente, voy delineando un amanecer lejano que es posible... pero vos estas detrás de una cometa blanca que se eleva en el encapotado cielo de buenos aires, yo estoy encallado en ésta ciudad mía, a la que no puedo renunciar. Todas las estrellas se erizan a la vez que yo acaricio el vacío de tus costas, gota de agua dulce, perla liviana de un atardecer de estrellas, agua como la del río en la fundación de macondo, podrás acaso escucharme?
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