Se encuentra un hombre parado en la estación de autobús esperando justamente un ídem, pasan dos, tres, cuatro, cinco minutos y el auto bus que espera, el número 24 con destino al "lugar a elección del lector" (en mi caso elegí el cerro, por supuesto que en Montevideo no existe un autobús número 24 y menos que vaya al cerro, pero da igual). La cosa es que la espera se prolonga más allá de lo habitual y el señor parado comienza a preguntarse, dado que está el sólo en la parada, si el dichoso 24 en efecto pasaba por ahí. De pronto, desde el lado oculto de la esquina más próxima al paciente, dobla una persona... no un gallego, no un polaco, no un borracho, una persona común y corriente que venía pensando en "lo que piense habitualmente el lector" (en mi caso he elegido, tener mi propio programa de radio e incluso ser director y dueño de una emisora, aunque también suelo pensar y fantasear con ser un detective privado), completamente ajeno al 24, al cerro, a Montevideo y por supuesto al señor que hacía ya casi media hora que esperaba sin que ningún autobús o como les decimos acá Bondi o Bote o mismo Ómnibus, pasara por el lugar donde ya a esta altura se hallaba bastante incomodo y con gran incertidumbre. Cuando el otro hombre, el que dobló de la esquina, que venía pensando en ser detective privado o en cómo carajo iba a hacer para atravesar el duro mes que tiene por delante a nivel económico, se cruza por delante del que espera, este le pregunta de modo muy cordial aunque denotando cierta indignación e incluso una profunda preocupación en su tono de voz: - Discúlpeme caballero, le puedo hacer una pregunta.
Algo sorprendido al ser arrancado de sus pensamientos el otro hombre responde- Uy! me asustaste, disculpa... sí decime.
-¿Me podría decir dónde pasa el 24?
Y el otro hombre le contesta, a decir verdad un tanto sorprendido por el carácter de la inusitada pregunta:-En la casa de mis viejos y el primero con mi señora, por?
TARÁN!!!!
se pueden reír...
se pueden reír...
No hay comentarios:
Publicar un comentario