Desenlace tras la fragancia de esta primavera inesperada, borra de café informulable, pasos atorados en el alba aprietan ahora la garganta en hondo contemplar y de un momento al otro ya son libres, no hay mas fuerza ahora desde el embaldosado que apisone nuestros corazones de perro, se han callado para siempre las palomas de monte de nuestro amor y es la luna la que impune, tuerce la mirada y de a poco deja que olvidemos, no puedo imaginar lo que debe ser para vos la inmensa pequeñez de nuestro hogar sin nosotros, esa pared en la que solo brilla el recuerdo fatídico de mi cobardía y la noble sombra perversa de tu ansiedad. Corretean las perras tal vez esperándome aun entre el rosal, dejando su rastro de carreras bajo el jazmín enfermo. Me duele cada veta del alma cuando alucino por momentos, cuando sobrevuelo con ojos tristes nuestras mil tardes juntos, ahora lluvia, desazón y enojo por la bóveda franjeada de octubre
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