A veces es totalmente insuficiente
por momentos parlotea y gime
adosada al abrazo de un árbol
ella y su magia, como un bosquejo
o la huella de una botella
en una astillada mesa de madera
Viaja por ahora el perfume de su mano
la liviandad de su sombra fresca
amplios volados de jazmín y madreselva
sus cortas faldas de flamenco
y el corazón en un hilo.
Se va la noche, se vuelan todos los relojes
y el ventanal adornó cucharas arriba de la mesa
la luna es como una abeja, pálida y demasiado cercana
sos habitante de mi insomnio
sonámbula de mi pulso tembloroso
Y vuelvo a elegir
la caricia cargada de emergencias
el resplandor de la mirada
destello de planetas fugitivos
que se abrazan en la eternidad
Curso de ese río salvaje, como una serpiente
reptando en la lentitud del monte
crujir de infinidad de ramas secas en el suelo
y setas misteriosas que emergen de cortezas
a lo lejos el sol, una paloma con su canto
y pura presencia,,
Ella es galope frenético y corriente
fragilidad indestructible de sombra
luz en el pabellón negro y rojo de la muerte
indescifrable princesa
ejecutiva inequívoca
noche de veras en la vorágine de Lola
Deteniendo el mundo en sus pisadas
Tiene una oscuridad de bruja también
la profunda intensidad calada en su voz
que canta continuos sortilegios de sangre
para todos los barandales inconclusos
epílogos de canciones de petisos
y largura, calor animal, peso de mujer
altitud de tus cumbres devoradoras
descalzo atravieso la nieve de la distancia
para pasar mi brazo por tus hombros
y encajarme con el olor de tu cuello
Se desploma el atento cardenal que es la penumbra
caen del árbol del que te hablaba
melodías perdidas y letras de futuras poesías
tu mirada las ve describir una grácil voluta en el aire
Es que ella es café y pasturas
asado, fuerza de cazadora
tenaz propulsión de melancólica espina
la ayuda a desmarcarse del pánico
y entender la vida desde las entrañas
y con todos los fuegos del mundo
reunidos en el pulso bravío de su pecho
La estoy esperando sumido en indesiciones
perdido en su pedido de no esperarla
muriendo de extrañarla, cuando ella pidió
con toda claridad que no la extrañara
enredándome hasta el hueso en desatinos
atrapando veneno de arañas en frascos de lágrimas
deletreando su nombre en la fiebre de la noche
sudando su sudor hermético
y clavándole alfileres a viejas botellas de vino
Estoy esperando la ejecución
del plan menos pensado
tu mano.. por la orilla del mediodía
No hay comentarios:
Publicar un comentario