domingo, abril 24, 2016

Último Domingo de Abril

Está en la cima del volcán
nunca pudo ser muy fiel
y tan rampante, corta la manteca
estira el tiempo y cierra los ojos
se va puteando hacia el placer
cierra los círculos y los rombos
apuñalando retratos en mesas de luz
Atacante de la noche directa
abierta de pata y mano
hacia la sierpe sistemática del olvido
Hay un dolor de esguince 
por el mediodía del domingo
hay una dolencia casquivana
porque es lógico
que un amor de terremoto
no encuentre bordes estables
para apoyar su manto de flores
Lo que hay es un desierto
una pregunta visceral
que añade pimientas al arsenal de aceitunas
un vallado perpetuo por la distancia
un no se sabe nada 
un ya no te quiero
un te olvido
un dale que ya no da gracia
un vamos para otras dimensiones
y la necesidad de gritar
de proferir un alarido endémico 
que vierte conjeturas de sal
en ríos disecados por silencios
y bueno...
qué querés que te diga ahora
cuando la mañana gris 
anuncia que es el último domingo de Abril
Pero por la rivera arenosa
de las palabras aserradas
quedará un lapso de encuentro
una luz bajo la puerta
otra conversación 
que se perderá en el misterio
para siempre.  

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