Cierra, cierra, cierra
la noche abierta del color de los lamentos
el frío que inunda mis manos
por corredores tan largos
juego de espejos
frente al cual armo esta canción
sin melodía
porque el pentagrama esta lleno de óxido
y gimen de angustia
las corcheas y las negras
buscan el aliento de la ahogada
detrás de un telón apolillado,
Y es que quedan vacantes
por los reemplazos furiosos
para descocer brevemente
las falencias dolorosas de este entuerto.
Mi corazón, plancha vieja
domesticado de insultos e histeria
fuente de madreselva fugitiva
se ha agotado en amnesias truchas
o en ventiladores rotos
por sudores incontables.
Vamos a perder todo
lo que aquel dios
nos había encomendado.
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