Le pregunto a la brisa
Si hay manera de sobornar
A los dioses infinitos
Y recuperar su presencia
En la quietud del alba
Pero el silencio me aniquila
Con su balsamo impertinente
Y me quedo girando solo
En un cíclico suspiro
De agonía y de absurdo
Apenas aferrado
A un apice miserable
De esperanza y fantasía
Repitiendo su nombre
En mi almohada vacía
Repitiendo mis errores
En el terror del mediodía
Ayer le canté una serenata
A su ventana encendida
Pero tal vez ella no estaba
Y me volví sobre mis pasos
La frialdad de la luna herida
Me temblaba el corazón
Y errante mi voz se perdía
Entre los árboles de plata
De su cuadra, de su casa
Y los vecinos me regalaron
Quinientas miradas tristes
Al ver que mi alma ardía
Por su sonrisa azul escondida
Me fui cantando más fuerte
Hasta mi casa sin voz
Bajo la vieja luna infinita
Si hay manera de sobornar
A los dioses infinitos
Y recuperar su presencia
En la quietud del alba
Pero el silencio me aniquila
Con su balsamo impertinente
Y me quedo girando solo
En un cíclico suspiro
De agonía y de absurdo
Apenas aferrado
A un apice miserable
De esperanza y fantasía
Repitiendo su nombre
En mi almohada vacía
Repitiendo mis errores
En el terror del mediodía
Ayer le canté una serenata
A su ventana encendida
Pero tal vez ella no estaba
Y me volví sobre mis pasos
La frialdad de la luna herida
Me temblaba el corazón
Y errante mi voz se perdía
Entre los árboles de plata
De su cuadra, de su casa
Y los vecinos me regalaron
Quinientas miradas tristes
Al ver que mi alma ardía
Por su sonrisa azul escondida
Me fui cantando más fuerte
Hasta mi casa sin voz
Bajo la vieja luna infinita
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