Tal vez voy a salir a la calle. Tal vez la calle entre en mi en cuanto yo salga y por mis venas lúgubres entrará la calle y el gris se hará plomo y la inmensidad se hará vereda y yo entraré en la calle cuando ella salga a mi encuentro, como una amante vehemente pero demasiado recatada para amarme completamente. En un secreto mistico, una frecuencia última y acaso dulcemente dolorosa me cubrirá a medias, dejando al aire humedo, la porción mas vulnerable de mi espíritu. Me abofetea entonces la fibra afilada de una realidad inadmisible, castiga a la parte expuesta, sometiéndola a contradicciones flagrantes que me entreveran con juncos, con pelusas, con luces oscuras y diablos remotos que se arriman peligrosamente a mi oído a susurrarme abismos aberrantes. Afortunadamente resta de mi ser la otra parte, la crédula, la mas intima y acaso mas lejana porción de mi ser total, en esas cavernas, en esas praderas remotas todavía hay caminos que pueden ser recorridos sin tener que necesariamente asistir a la descomposición, ni desangrarse de lágrimas y bilis. Queda, bajo el refugio oprobioso del mar de muertes, una instancia de redención desclasificada. Un batalla de fuerzas ocultas se disputará mi luz y mi carne... Cuando salga a la a la calle.
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