(Suena i won't be your beast of burden, de los Stones)
Nos encontramos en el bar a la hora acordada. Llegó él hasta mí, dado que lo esperaba sentado de antemano en la mesa 106. Un bajo fanal de vidrio sobre ésta (la mesa), contenía un poco de agua donde flotaba una velita. La infaltable concha con aceitunas comenzaba a presentar una actitud deficitaria cuando mi amigo llegó, tomó asiento y me dio la mano.
No terminó de pasar una hora y ya habíamos liquidado una Horda de Tragos, nombre que le dábamos con Gerbett a la hábil maniobra que ejecutábamos para embriagarnos sin demora. En lugar de ordenar varias rondas (y someternos a las demoras que ocasiona el servicio que a nosotros nos parecía el mejor de la ciudad), encargábamos todos juntos, bebiendo en el orden que la bebida se va "degradando". Whisky Monkey Shoulder con hielo y whiskey Monkey Shoulder sin hielo. Cada Horda constaba en seis vasos que, ahora, acaparaban la mesa impúdicos en su vacío.
(suena un extraño remix de Redemption Songs de Marley)
Yo intentaba convencer a Gerbett que la clásica niebla londinense respondía a la cantidad de cigarrillos que se fumaba, por su parte mi amigo no paraba de hablar de lo cara que está la bajada de bandera en el taxi, y algo relacionado a la primera guerra mundial. No fue hasta terminada la segunda Horda que alcanzamos un acuerdo, y se dispersaron por fin, los ásperos ánimos de la discusión. Laurita (la única moza que nosotros admitíamos) nos miraba detenidamente cada vez que pasaba cerca de nuestra mesa. En determinado momento, tal vez cerca de la una de la noche, Gerbett me confesó que su reciente alejamiento fue provocado por las reiteradas amenazas que la banda de Selva efectuó sobre su persona para disuadirlo de avanzar en la senda del teatro Montevideano.
-Me cuesta creer que Selva pierda tiempo en querer interrumpir nuestra corriente creativa. -dije, escupiendo.
- A mí me cuesta creer que solamente me hayan contactado a mí, siendo que vos sos el que se encarga de la producción. Aunque al menos los Selva me reconocen como el artífice de la genialidad.
- Es evidente que sus informantes no están haciendo bien su trabajo. Al final de cuentas todo se resume a esa famosa cita de Kierkegaard "jamás conoceremos al otro desde la frontera difusa entre lo personal y lo preacordado"
- Kierkegaard, jamás dijo eso.
- Tal vez fue Erich Frömm.
- Estoy seguro que Frömm tampoco dijo eso en su vida.
- Te das cuenta que es virtualmente imposible que puedas afirmar categóricamente tal cosa. Aunque puede que lo haya dicho Pepín Bello... Mi ágrafo predilecto.
- Odio a los ágrafos, pedantes de mierda, Sócrates, don Juan, Jesús... Pepín Bello. Siempre con misterios, siempre ocultando cosas, dando via libre a todo tipo de malos entendidos, holgazanes, me dan náusea.
- Laurita! Otra Horda, porfavor.
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