miércoles, julio 31, 2019

Inconexo

Se supo que era un fraude desde que lanzó al río, las llaves de sus pensamientos. Nos quedamos trancados en innumerables especulaciones, perdimos en la dialéctica, la verdadera capacidad de conexión y nos volvimos inmóviles. Pero un roce de luminosidad, en la última mañana de Julio, nos dejó soñar con recuerdos borrosos, calles empedradas y caballos fanáticos, sin quebrar en nuestro pecho, el último hilo de verdadera humanidad. Un ejercito de calvos, leen las noticias mientras toman café en mesas de disonante continuidad. Ésta peatonal cansa de siglos el murmullo anacrónico de una bandada de palomas. 

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