Deslizándote, como una sombra liquida, como una telaraña que mana de la oscuridad. Llegas a mi, con propósitos que no se pueden adivinar, con los ojos encendidos en llamas. Paralizado, me quemo en un ardor nocturno que me cristaliza y me desarma en miles de secciones plenamente concientes de un placer oscuro y un perfume que conozco bien. El agua de los sueños comienza a crear charcos de irrealidad que derriten las aristas de esta desolación de dragón moribundo. Como sombra liquida, por los pretiles de mi cuerpo, por el aire de mi pecho, por mis manos que tiemblan, te deslizas... liquida.
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