Frente a esa amplia cordillera de plano mar es muy fácil y ojala fuera yo el que ordena esos números, esas delicias de la mente que se burlan de lo que se cae a pedazos y nos colman de una sensación de complicidad que acatamos incondicionalmente. Fieles, con sus fisuras de jarrones enjabonados, pero leales a la transmisión.
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