Días Extraños

Sí, claro que sí. Ayer el amanecer fué espléndido, estuve olvidado de que los días extraños corren y pasan, como quedandose en lugares ocultos de la mente y el corazón, bebí un tannat de profundo color sangre en la companía de una vieja amiga y deliramos, leyendo poemas hasta que la boca pidió su merecido descanso y dormimos, sí sin más. Solo un abrazo que se prolongó desde la bellisima antesala del alba hasta que el primer vehiculo delató la llegada del nuevo día. HOY. La fecha me es más que familiar, recuerdo de un gran amor. Todo se desarma en increibles formas del futuro. Todo baila y calla a los gritos, en un baile de peripecias para el ojo idiota. Todo sangra sus versos sin que nadie le ponga atención. El cielo se nubló en la tarde y la melancolía se lanzó al ataque de imprevisto, con sus arietes blindados y su ejercito de flechas envenenadas. Debo confesar que mi escudo crujió bajo el impacto de algunas memorias importantes, cuyo color se tiñó de sangre a la triste y placida luz del atardecer. Ayer se procesó con prisión a un dictador...