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Mi viaje fue algo fuera de lo comun. Solamente encontré trapos tirados, una sabana con la cual protegerme del frio que se respiraba cuando pasaba gente cerca mio, y un poco de agua de la lluvia que caia silenciosa, triste, pero profundamente, por las calles de aquel lugar. Espero tener que volver, pero en unos años, cuando pueda divisar la frontera entre lo que uno puede llegar a ser, y lo que uno es cuando esta ahi, observando atentamente las figuras que se forman a metros mio. Y lo que uno puede ver cuando la noche se acerca. Los animales saliendo de sus jaulas y vomitando lo que comian cuando se sentaban a las ocho en el living. Particularmente, prefiero seguir escribiendo palabras y quedarme aqui. Lo bueno es que ha aprendido a conocer lo que es una distancia entre perros verdes y lobos amarillos. Corren igual, pero van a lugares diferentes, conociendo cosas que todos conocen. Y todo fluye de forma demasiado aburrida, placidamente, comodo como un microondas.

Bailar es una terapia interesante, sobre todo cuando es viernes:



Dedicado a "ya sabe quien".
Por el señor 'N'