Hola, a veces, , by el Señor N

No, no puedo. Debo seguir haciendolo, sin parar. Sin parar de detonar el fuego humedo de lo inalcanzable ni dejar que los astros te tiren tierra en los ojos y puedan conseguir hacerte estrellar en la salida. Perdonenme pero no, no puedo hacerlo. Dejar que te diviertas esta vez cuando el suave murmullo de la reina impide que vaya a llevarte flores esta noche, y encima que el arcoris se me ensucie mientras doy vueltas en mi cama. Noo, no puedo hacerlo, no puedooo. Detener el compaz de esta tremenda ventolina que arrasa el cielo y se lleva a los pajaros a su jaula a donde deberian haber nacido aquella vez, y encima, congelar a los mosquitos mientras estos se acaban de levantar para pensar que iban a comer. Disculpen, señores, y señores, chicos y chicas lectores de este blog. No puedo, esta vez, no puedo hacerlo. No puedo digirir mi acabada mirada de tigre hambriento despertando el animo de los lobos que estan a mi alrededor y se enloquecen con los flanes de girasol aterciopelados con pasas, y encima que la niebla me quite el sombrero cuando las piedras ruedan por la tierra sin espera. Perdon. Siento haberlos molestado. Siento haberlos enamorado. Siento haberlos congelado. Siento haberlos colocado, descolocado y vuelvo a colocarles, en sus lugares. Siento que ya no hay esperas ni premios ni juegos ni palabras ni manos mi hermanas ni camas ni mesas, ni jirafas. Solo juegos nomas, solo juegos infantiles que terminaran en juegos atroces, juegos de la mente y juegos de los que ahora solo estan aprendiendo a jugar y siguen al ritmo del cosquilleo de la inacabada gana de voltear la cabeza y mirar hacia atrás. Ahora seguro volvere a llamarte, antes de lo que esperas. Ya lo verás.

Adios.