Es cierto, esa noche fué particularmente calurosa y el vidrio picado que tiraban los seres ancestrales sobre las rosas de nuestra conversación, delataban malos presagios para los corazones de febrero, las cosas volvían a su fuente transoformadas en otras cosas, las sabanas en viejos cuadros de cortesanas, el aliento en polvo, el aire vuelve en forma de telaraña, tu mirada en una forma incomprensible, casi derretida, casi de diamante, casi de papel, a medio terminar y sin firmar. Bueno, cuando la luz de la luna solpó sus propias velas y la oscuridad se esparció como una tierna mano de barro sobre el ámbito perfumado de tierra húmeda y despedida, yo comencé a leer un diario del mes pasado y me dí cuenta, cuando ya no pude contener las lágrimas, que había muerto una mujer y que en su lugar un pálido lirio dacaído había comenzado a adornar el living de su casa. Mientras tanto vos, en tu otro mundo de luces de colores y cerveza o whisky con speed, te amasijabas en tu otra forma, ausente de mi, carente de eso que mi cuerpo desea coronarte, fileteada por una aurora de ácido y por la sombra de tus infinitas luces. Vos, sin embargo sabiendo poco y nada de todo esto, tambien experimentabas los desafueros del despecho buscando mi antigua figura entre el dispensador de las papas, en el sundae de frutilla, en los gorritos y las caras de culo de la gente que escupe el mostrador con su trajín inagotable de mundo entero, de afueras, de soledad y de sombra. Hasta que lo encontraste, en otra sombra fántasma a treinta y siete grados celcius que creyó ser el más piola del mundo sin saber que se dejaba envolver por la densa y desalmada sombra de tu más profunda nostalgia, y condescendía con tu soledad de mil horas en el desierto.
Tambien yo, dejando a un lado mi chubasco despilfarrado de libros y fríaldad web, trasnochaba en secreto, por entre las faldas sin amor de alguien cuyo nombre no se puede pronunciar bajo ningun concepto.
Tambien yo, dejando a un lado mi chubasco despilfarrado de libros y fríaldad web, trasnochaba en secreto, por entre las faldas sin amor de alguien cuyo nombre no se puede pronunciar bajo ningun concepto.
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