Ataca. Ataca. Me ataca. Destruye el suelo que voy pisando. Hiere el olor de mis noches. Hiela el aliento de la luna que se me entierra en los ojos vacíos sin ella. Ella, lejana y casi muerta, perdida por las tristes sombras de un invierno que caló hondo. Donde cada cielo sangró en mi ventana como una gotera infernal e inacabable. Aquel invierno en que perdí su voz de mariposa y las largas horas de su compañía mistica y elemental. Me ataca, todavía me atacan como sombras enolquecidas los ecos de sus ladridos, los interminables ecos de sus pasos fríos y distantes. No te puedo cambiar, no te puedo recuperar, no te puedo volver a tener. Me quedo sin señal mientras el viento te va borrando indefinidamente entre los sauces llorones del tiempo, que inventa nuevas fisuras por donde busca poder irse a la mismísima mierda.
para danae, (como casi todo)
para danae, (como casi todo)
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