Un gato negro mira con asombro
el cuerpo de un perro muerto
y los ángeles del cielo
se mofan de lo temporal
y estancados en sus árboles sin viento
estudian herméticas facultades eternas
mientras temen su muerte.
En cambio un hombre
con el necio sabor de su simpleza
y el diminuto calor de su mirada
puede acariciar el horizonte
y soñar...
(Los velos de las horas son lentamente razgados
por el ruido oscuro de éstos versos sin sentido
que flotando en lo sólido de éste volumen
han de germinar, con suerte, algún día
en tu memoria)
Dichosos los ojos que vieron el justo rubor de la energía.
No consideraré Santo a ninguno
salvo a aquel que hoy sea libre
pero libre de la muerte
para siempre.
el cuerpo de un perro muerto
y los ángeles del cielo
se mofan de lo temporal
y estancados en sus árboles sin viento
estudian herméticas facultades eternas
mientras temen su muerte.
En cambio un hombre
con el necio sabor de su simpleza
y el diminuto calor de su mirada
puede acariciar el horizonte
y soñar...
(Los velos de las horas son lentamente razgados
por el ruido oscuro de éstos versos sin sentido
que flotando en lo sólido de éste volumen
han de germinar, con suerte, algún día
en tu memoria)
Dichosos los ojos que vieron el justo rubor de la energía.
No consideraré Santo a ninguno
salvo a aquel que hoy sea libre
pero libre de la muerte
para siempre.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarme encantó.. (sobre todo lo que está entre parentesis) voy a terminar mal si te sigo leyendo..
ResponderEliminarpero te voy a seguir leyendo igual.. :)
besos
Bueno, que alegría tener una lectora tan fiel que sacrifica su propia integridad con tal de sumergirse un poco más en el mediocre barro de mis tontas poesías.
ResponderEliminarSos un amor che!!
besos!!