El mundo derrama su licor, la luna lame los bordes plateados de la noche lavada por la lluvia. Hay una rama caída a dos cuadras de mi casa, las tejas están de dos colores por la humedad y el frío del invierno que se resiste ante el lento abrazo de la primavera. Tengo un dolor en los dedos de tanto que necesito abrazarte... Momento congelado en tu aliento de flores violetas. Voy por otro round en el amenazante regazo de las tardes de octubre, tengo otra pesadez en el cuello por tanto que miro al cielo esperando que lluevan tus caricias de mariposa. También tengo un poco de miedo, por las latitudes perdidas de tus silencios... espero palabra para arrancar mis frutos, espero que la hagas valer... eso espero.
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