En el atardecer de la canción
encuentro palabras y ecos
sombras de una ruta perdida
encanto de sonajeros viejos
y palabras de hule
que suelen ser inmunes
al brusco acaecer de los destinos.
Las madrugadas de piedra
nos han hecho así
tan frágiles como cristal
gritando ¡espantapájaros!
en la enormidad oscura
mientras el chasquido de unas alas
atronará la visión encantada
y los hilos dorados
se cortarán las tijeras
y desafilarán los cuchillos
hasta el amanecer
la luna pondrá su frutilla gris
sobre nubarrones exquisitos
que amenazan el brillo del metal
y la agónica melodía del ensueño
volveremos a intentar
cuando deje de doler
No hay comentarios:
Publicar un comentario