lunes, diciembre 28, 2015

33°

Decoloración y teñido al sol de medianoche
Campana astillada junto a la ruta
Calor de emergencias 
Para derrotar miserias 
Que seducen el alma blanda
Grupo de esbeltas golondrinas
Que besa las paredes de un boliche 
La rubiandad apaciguada
Por electricidad y batería 
Blancas manos que bloquean
Apariciones de luna menguante 
Bicho intrépido que anoche 
Salió salvaje justo detrás de los cerros
Y acompañó la travesía 
Poblando de magias la noche 
Y asestando en el pecho cobarde
Lentos dardos de agonía 
Batallón de silencios provocados 
Que ametrallarán el pretil de los suspiros 
Y desalambrando nubarrones 
Investigarán batallas internas 

Pero también provocativos
 silencios Forzados 
Que adornan de dramatismo 
El tránsito de la sangre y el pensamiento 
Ahora el calor es un cuchillo
El cielo es un plato de segunda 
Para la adivinación que perturba 
Corazones de paloma como el mío 

Hay una yegua que galopa en la ribera 
Mis ojos la miran 
Desbocada por un miedo engañoso 
Harta de estabilidades inducidas 
Maravillada por ojos que la reflejan 
Perdida entre dudas de un viejo amor 
Mis ojos la miran 
Ausentes, demasiado presentes 
Paralizados de júbilo 
Mis ojos la miran
Y la ven hundirse 
En lodazales perversos 
Donde no nacen frutos ni flores 
Ni especias ni mas sabores
Que los jugos prepotentes 
De su perpetuo estremecerse 
Mis ojos solo la miran 
Perderse en la vasta playa
Para dar otra corrida ante mí
Y reventar las arterias
Con historias aun no formuladas 

Miente 
Miente porque quiere vivir muriendo 
Miente porque no sabe la verdad 
Miente sin querer al tiempo que se escurre
 en su carrera majestuosa
En la que el crepitar de sus generosas ancas 
Delata el salvajismo de su alma libertaria
 de sabotajes y condimentos exóticos 

El morado puñetazo de la tarde 
Es un calor corrupto para pasajeros perdidos 
La vanidad de esta quietud
Es escultura de hielo bajo el sol de la vehemencia 
Brújulas partidas 
Se derriten de suspiros en largas lenguas de adoquines 
Países enteros de plenitud y de locura
Esperan ser explorados 

Yo no me bajo 
Quiero encontrar el trote poseído 
De su suerte en la brevedad de mi mano voladora 
Puedo hallar de nuevo la muerte
Buscando la vida en sus ojos
Puedo acabar ahogado
Por el agua de su inmensidad
Mientras busco el fuego que es su abrazo 
Esencia de todos los jazmines 
Perpetuidad encarcelada tras barrotes de brisa marina 
Llorar y reír en cantones antiguos

De tu enamoramiento perdido a Carmelo
de Carmelo a la sombra nefasta de la duda
de esa oscuridad de pestes a tus brazos
De tus brazos a punta del este
Y de punta del este al barrio 
Al perfume de arrabal que detiene mi sombra 
Todo en tan poco tiempo 
Que tengo un vértigo delicioso en los labios, 
una promesa de verde y de aceites
 untándose en la necesidad de mi boca maldita 
Poblaré de leyendas mi historia 
Cueste lo que cueste 
Encontraré los campos de febrero
 montado su elegancia demasiado peligrosa 

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