Decoloración y teñido al sol de medianoche
Campana astillada junto a la ruta
Calor de emergencias
Para derrotar miserias
Que seducen el alma blanda
Grupo de esbeltas golondrinas
Que besa las paredes de un boliche
La rubiandad apaciguada
Por electricidad y batería
Blancas manos que bloquean
Apariciones de luna menguante
Bicho intrépido que anoche
Salió salvaje justo detrás de los cerros
Y acompañó la travesía
Poblando de magias la noche
Y asestando en el pecho cobarde
Lentos dardos de agonía
Batallón de silencios provocados
Que ametrallarán el pretil de los suspiros
Y desalambrando nubarrones
Investigarán batallas internas
Pero también provocativos
silencios Forzados
Que adornan de dramatismo
El tránsito de la sangre y el pensamiento
Ahora el calor es un cuchillo
El cielo es un plato de segunda
Para la adivinación que perturba
Corazones de paloma como el mío
Hay una yegua que galopa en la ribera
Mis ojos la miran
Desbocada por un miedo engañoso
Harta de estabilidades inducidas
Maravillada por ojos que la reflejan
Perdida entre dudas de un viejo amor
Mis ojos la miran
Ausentes, demasiado presentes
Paralizados de júbilo
Mis ojos la miran
Y la ven hundirse
En lodazales perversos
Donde no nacen frutos ni flores
Ni especias ni mas sabores
Que los jugos prepotentes
De su perpetuo estremecerse
Mis ojos solo la miran
Perderse en la vasta playa
Para dar otra corrida ante mí
Y reventar las arterias
Con historias aun no formuladas
Miente
Miente porque quiere vivir muriendo
Miente porque no sabe la verdad
Miente sin querer al tiempo que se escurre
en su carrera majestuosa
En la que el crepitar de sus generosas ancas
Delata el salvajismo de su alma libertaria
de sabotajes y condimentos exóticos
El morado puñetazo de la tarde
Es un calor corrupto para pasajeros perdidos
La vanidad de esta quietud
Es escultura de hielo bajo el sol de la vehemencia
Brújulas partidas
Se derriten de suspiros en largas lenguas de adoquines
Países enteros de plenitud y de locura
Esperan ser explorados
Yo no me bajo
Quiero encontrar el trote poseído
De su suerte en la brevedad de mi mano voladora
Puedo hallar de nuevo la muerte
Buscando la vida en sus ojos
Puedo acabar ahogado
Por el agua de su inmensidad
Mientras busco el fuego que es su abrazo
Esencia de todos los jazmines
Perpetuidad encarcelada tras barrotes de brisa marina
Llorar y reír en cantones antiguos
De tu enamoramiento perdido a Carmelo
de Carmelo a la sombra nefasta de la duda
de Carmelo a la sombra nefasta de la duda
de esa oscuridad de pestes a tus brazos
De tus brazos a punta del este
De tus brazos a punta del este
Y de punta del este al barrio
Al perfume de arrabal que detiene mi sombra
Todo en tan poco tiempo
Que tengo un vértigo delicioso en los labios,
una promesa de verde y de aceites
untándose en la necesidad de mi boca maldita
Poblaré de leyendas mi historia
Cueste lo que cueste
Encontraré los campos de febrero
montado su elegancia demasiado peligrosa
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